Mostrando entradas con la etiqueta NUESTRO PATRIMONIO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta NUESTRO PATRIMONIO. Mostrar todas las entradas

miércoles, 27 de mayo de 2015

Repartir el agua...

La distribución del agua por las acequias hasta los terrenos de cada partícipe requería de una serie de puntos de distribución o de reparto con precisión milimétrica. 
Para ello se introdujo desde Madeira, en los primeros años de la Colonización, una curiosa obra de fábrica, un medidor-distribuidor denominado caja de agua, arquilla, tronera o cantonera... 
Esta curiosa arquitectura hidráulica adquiere plena identidad hacia el siglo XVIII, cuando los fraccionamientos de los partícipes se acentúan y se requiere una mayor precisión en los repartos. 
Así se van construyendo verdaderas obras, algunas de madera pero casi todas de albañilería con o sin cantería noble de cada lugar, que hoy son preciados bienes patrimoniales. 
Las cantoneras o pesadores más comunes constan de dos o más estanques de pequeñas dimensiones intercomunicados por el fondo, con los más variados diseños arquitectónicos. 
El primer recipiente recibe el agua de la acequia, que pasa ya remansada al siguiente recipiente, el cual posee en sus muros laterales varias bocas o troneras hacia el exterior. En estas unas regletas graduadas marcan la medida de salida del agua. 

En Gran Canaria los catálogos etnográficos contabilizan un total aproximado de medio millar, tanto a cielo abierto como dentro de habitáculos (las casillas del agua). 
Estas se construyeron para asegurar el reparto y la medida del agua ante los hurtos. El 80% de las mismas están en la zona de barlovento.
Son muchas las cantoneras que aún quedan, sobre todo en el norte de Gran Canaria. Quizás alcancen el rango de paradigma de la arquitectura hidráulica las cantoneras y casillas del agua construidas a lo largo de las acequias de la Heredad de Arucas-Firgas, realizadas con la emblemática cantería azul de Arucas. 
Pero hoy las modernas llaves de distribución, en las nuevas redes de tubos de plástico que sustituyen la infraestructura tradicional, han puesto en desuso tanto las acequias como las cantoneras. 
Es un patrimonio cultural en peligro. 

Nuestros maestros de aguas de siglos atrás, sin ser ingenieros, aplicaban por la experiencia, leyes fundamentales de Hidrodinámica; porque, las cantoneras constan de varias tanquetas comunicadas por el fondo para amansar el agua y distribuirla adecuadamente. 
En sus bocas de salida, con un ancho estudiado y alcanzado el nivel del agua una misma altura conseguían el caudal de salida deseado, según la medida del fluido en cada lugar; porque, según el Teorema de Torricelli, el caudal de salida (con el agua ya amansada) se podrá evaluar tan solo con la medición de la altura del agua.

Fuente :
El Agua en CANARIAS  -  Francisco SUAREZ MORENO

Saludos,
G.M.MONSECCA

martes, 28 de abril de 2015

GRAN CANARIA, la isla de las montañas sagradas


...Los antiguos canarios controlaron el paso de las estaciones a través de instalaciones situadas en montañas que, hoy, están a punto de ser declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad
En algunos días del año, el sol juega de manera especial con las cumbres y las grietas.
La luz describe caminos marcados y penetra en lugares recónditos alumbrando, sólo por unas horas, rincones que permanecen en la penumbra desde el inicio de los tiempos.
El espectáculo de luces y sombras domesticadas se repite en los mismos lugares; durante los mismos días; a las mismas horas. Excepcionalidad que se produce en fechas tan señaladas como los equinoccios y los solsticios.
Eventos astronómicos que señalan la llegada de las estaciones; la proximidad de las lluvias; la cercanía del calor o el acortamiento de los días y las pocas jornadas de frío.
Tiempo; esa es la clave. 

El control del paso del tiempo es una constante para las sociedades que ponen todas sus esperanzas de supervivencia en lo que la tierra da. Tiempos de abrir surcos en los bancales; tiempos de hundir las semillas entre los terrones de tierra negra; tiempos de limpiar las acequias; tiempos de hacer llegar hasta los campos el agua que preñe la tierra; tiempos de recoger el fruto de meses de trabajo. 
...tiempo, al fin y al cabo.

Hace escasas semanas, la UNESCO ponía de manifiesto, a través de su portal de patrimonio astronómico, la importancia del patrimonio arqueológico de montaña de Gran Canaria poniendo de manifiesto lo que, desde siempre, los hombres y mujeres del interior de la isla saben; que existe una relación inequívoca entre los restos que dejaron los canarii (nombre con el que se conoce a los antiguos pobladores grancanarios) y las estrellas y que las montañas tuvieron un significado espiritual y simbólico que sobrepasa lo geográfico.

La inclusión de estos yacimientos en el portal de la UNESCO es un paso fundamental para que estos lugares ingresen, por derecho propio, en la selecta lista de Patrimonio de la Humanidad.

Son demasiadas coincidencias como para pensar en que estos ‘marcadores solares’ son fruto de la casualidad. En todos los casos, las primeras luces del día o las últimas de la tarde juegan con muescas practicadas intencionalmente en la pared; penetran en rincones de cuevas excavadas artificialmente que, a excepto de un par de días cada año, permanecen a oscuras; asoman por encima de cimas paradigmáticas alumbrando las tumbas de importantes miembros de aquella comunidad de agricultores y pastores que, literalmente, dependían del conocimiento del paso del tiempo para sobrevivir.

Risco Caído pasó de ser una cueva más, a uno de los yacimientos más importantes de la isla de Gran Canaria. Los estudios del arqueólogo Julio Cuenca pusieron de manifiesto que aquel espacio cumplió un papel fundamental en el imaginario simbólico de los habitantes del lugar.

Coincidiendo con el solsticio de verano (21 de junio en el Hemisferio Norte), la luz del sol se proyecta en una de las paredes de la cueva formando una especie de pene luminoso que, según el sol asciende, baja por la pared hasta ‘fecundar’ varios grabados que representan vaginas humanas. El haz de luz, mientras baja, se va transformando en una especie de mujer embarazada. La luz del sol sólo entra en la cavidad entre los meses de marzo y septiembre; esto es, el rango temporal que va desde los equinoccios de Primavera y Otoño, época de recolección y almacenamiento de los productos agrícolas; tiempo de abundancia.

Casi en el otro lado de la isla, la Cueva de Cuatro Puertas, en Telde, también se convierte en un lugar especial durante una semana al año. Sólo un par de días antes y después del 21 de junio. En este caso, hay que esperar a que el sol esté a punto de ponerse tras las montañas de las cumbres. Entonces, una rendija de luz se colará entre el primer y segundo portalón y avanzará lentamente hasta posarse en la esquina este del recinto. 

También las montañas de Tauro, en Mogán, e Inagua, en La Aldea, son marcadores solsticiales para varios yacimientos de la isla. En los Llanos de Gamona (también en Mogán), los canarios construyeron curiosas estructuras circulares y torretas que, según la tradición son “iglesias de canarios”. 
Desde allí, y coincidiendo con el solsticio de verano, puede verse al sol hundirse justo por la cima del Teide, en la vecina Tenerife.

El sol. Siempre el sol; y montañas. 

Lugares que la Iglesia Católica, después de la conquista de la isla por parte de los españoles, calificó de bailadero de brujas, lugares malditos donde los cuentos populares situaron el asiento de espectros y ánimas. La Montaña de Gáldar es uno de los referentes geográficos del norte de Gran Canaria. Asiento de la corte del Guanarteme, máxima autoridad aborigen de la isla, en torno al cono se han localizado algunos de los yacimientos más importantes de Gran Canaria, incluidos restos de grandes poblados con cientos de estructuras que se acercan a la trama urbana.
Uno de los yacimientos emblema de la isla es la Necrópolis de La Guancha, que ocupa el talud inmediato a la Playa del Agujero. El Túmulo de La Guancha es una de las estructuras funerarias más complejas de la isla; un sistema de círculos, torres y cistas que, según la tradición local, sirvió de mausoleo a la familia de los reyes aborígenes de la isla.
Al pie de la montaña. Desde la tumba principal, que ocupa el cuerpo central de la estructura, el sol sale justo por la cima de la montaña cada 21 de diciembre (solsticio de invierno). ¿Otra casualidad?

Veranos, inviernos… Los antiguos canarios controlaron a través de estos yacimientos el transcurrir del tiempo. Y también determinaron con exactitud los días en los que empiezan la Primavera y el Otoño.

El Almogarén del Bentayga, en el municipio de Tejeda, y la Necrópolis de Arteara, en San Bartolomé de Tirajana, también tienen orientación astronómica. En el primer paso estamos ante un almogarén, o templo de los antiguos canarios que, en este caso, sirve para determinar la llegada de las primaveras y los otoños a través de una hendidura practicada en una piedra. En el caso de Arteara, el ‘marcador solar’ es un túmulo funerario que ocupa un espacio central en este impresionante conjunto de cientos de tumbas. Coincidiendo con los equinoccios, los primeros rayos del sol que asoman por los riscos de Amurga (en donde también se han localizado restos que tienen que ver con la antigua religión isleña) iluminan de manera directa esta tumba que, la tradición popular de la zona, nombra desde siempre como ‘El túmulo del Rey’. El sol, la vida y la muerte. Una constante que se repite en una geografía pequeña pero intensa que atesora más de 1.500 yacimientos arqueológicos.
Casas, grabados rupestres, espectaculares cuevas pintadas, terrazas de cultivo, poblados, cementerios, caminos, acequias y, también, montañas sagradas.

Direcciones :
Almogarén y Centro de Interpretación del Bentayga: Acceso: GC-671 desde GC-60; Tel: (+34) 928 474 851; Horario: L V 10.00 - 16:00; S y D 10.00 – 18.00

Necrópolis de Arteara: Dirección: Arteara sn; acceso GC-60 desde Maspalomas dirección San Bartolomé de Tirajana.; Tel: (+34) 638 810 591; Horario: MD 10.00 – 18.00.

Risco Caído: Programa de visitas guiadas del Cabildo de Gran Canaria. La información e inscripción previa se realiza a través de la Oficina de Turismo de Artenara; Tel: (+34) 928 666 102 en horario de lunes a Viernes de 10.00 a 15.00

Necrópolis de La Guancha: Dirección: Playa del Agujero. Acceso desde Gáldar por GC- 202. Concertar visita en el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria  Tel: (+34) 928 219 229


Fuente :  CanariasAhora
Saludos;
G.M.MONSECCA


jueves, 23 de abril de 2015

La Heráldica, en Canarias...

La Heráldica es una herramienta auxiliar de la Historia que estudia la composición y significado de los escudos de armas o blasones. 
Hoy en día su aplicación se ha extendido, abarcando la identificación de personas, corporaciones y entidades políticas (estados, comunidades autónomas, provincias, islas o municipios).La concesión de escudos se incorporó a Canarias con la Conquista, y la competencia para su otorgamiento fue inicialmente del Rey.
Los primeros escudos de armas de las islas o sus capitales fueron concedidos entre el siglo XVI y el XIX por Real Cédula o Real Orden.
Pero la inmensa mayoría de los escudos heráldicos institucionales se aprobaron en el siglo XX; en las tres primeras décadas lo fueron por Real Decreto o Real Orden del Ministerio de la Gobernación; luego, durante más de medio siglo (II República y Dictadura del general Franco), se otorgaban por acuerdo del Consejo de Ministros y su posterior Decreto; y los más recientes, a partir de 1982, lo han sido por Orden de la Consejería de la Presidencia del Gobierno de Canarias.

En la actualidad, el proceso de aprobación de un escudo es relativamente largo.
La institución que pretende tener el blasón le encarga a un heraldista la correspondiente memoria y el diseño del mismo, cuya estructura, en función de los datos históricos, debe guardar relación con la entidad a la que va a representar. 

Los símbolos vegetales en los escudos canarios
Entre otros, los símbolos vegetales son profusamente utilizados en la Heráldica y, como tales, tienen un significado preciso y justificado en el blasón.
Así, por ejemplo, de los elementos vegetales más usuales:
El PINO representa los pensamientos nobles y el corazón fogoso
LA PALMERA las victorias y los triunfos
LA ENCINA el ánimo fuerte y constante
EL OLIVO el ánimo inmutable
EL MORAL la prudencia y la sabiduría
EL LAUREL la victoria imperecedera
LA ROSA la constancia y el arrojo
Pero a pesar de que, de manera general, los vegetales simbolizan acciones concretas establecidas por la Heráldica, también se pueden utilizar por motivos históricos o geográficos, así como para representar un ejemplar concreto, centenario o tradicional. Esto ocurre en muchos de los blasones de las islas y municipios canarios.

Con respecto a las especies características de la vegetación potencial, representada de costa a cumbre por el tabaibal-cardonal, el bosque termoesclerófilo, el monteverde, el pinar y el retamar-codesar de cumbre, en nuestros escudos podemos encontrar elementos relacionados con todas ellas. 

...el 11 de abril de 1969 se aprobó el escudo del municipio de Valverde (El Hierro). 
En su centro sobresale: “de oro, terrazado de sinople, un árbol, Garoé, destilando gotas de plata perfiladas de sable, surgiendo de un charco de plata”. 
Es motivo central único, el mismo árbol Garoé que recoge el escudo de la isla, tan célebre y citado por geógrafos y hasta inmortalizado en La araucana de Ercilla.
La mayor parte de los símbolos vegetales relacionados con la vegetación potencial que se reflejan en los escudos heráldicos de Canarias están motivados por árboles singulares, de valor histórico, tradicional o monumental, o por especies que caracterizan el paisaje vegetal de un determinado lugar.
A ellos se suman los que denotan la dominancia pasada o presente de determinados cultivos, que en muchos casos han marcado la economía de los municipios, por lo que se han fijado como símbolos locales. 


Fuente :  RINCONES del ATLANTICO

Saludos,
G.M.MONSECCA

jueves, 16 de abril de 2015

Los aprovechamientos vecinales de los montes de Tenerife ( XVI-XVII )

...los recursos forestales de Tenerife sostuvieron durante el siglo XVI una activa industria forestal, destinada básicamente a la exportación de madera aserrada, leña y brea, pero el impacto de las activadades humanas sobre el bosque provino también de la demanda local de recursos para la agricultura, la construcción de edificios e instalaciones agrícolas y el consumo doméstico.

No podemos evaluar la masa forestal que se consumía en estos usos vecinales, pero sí entender el papel que se atribuía al bosque como recuerso imprescindible para la comunidad, pues las normas recogidas en las Ordenanzas de Tenerife señalan que la conservación de los montes y montañas era una prioridad de primer orden al afirmar que " es cosa tan necesaria a la republica, que mas no se puede ser "
En 1512, cuando se hizo el señalamiento de montes de propios, ya se estableció el derecho de los vecinos a aprovecharse gratuitamente de los montes de concejiles para surtir sus propias necesidades de maderea y leña, aunque estaban obligados a pedir licencia ( sin pagar por ello ) para determinados aprovechamientos mayores, como la tala de madera para la construcción de edificios y embarcaciones ó para la fabricación de las instalaciones de los ingenios azucareros y las cajas de embalaje de este.

La especie maderable considerada más importante fue el pino, por lo que las Ordenanzas de Tenerife establecieron ciertas prevenciones para la conservación del pinar. En las talas de pinos para usos madereros se obligaba al destinatario de la licencia a plantar diez pimpollos por cada pino cortado y además estaba prohibido talar pinos de menos de dos palmos de grosor, así como de cortar pinos vivos para la fabricación de pez, disposiciones que eran incumplidas sistemáticamente.

Las especies arbóreas mas notables del monteverde fueron pronto calificadas como un recurso maderable de gran utilidad para la construcción de husillos de lagares, cuadernas de embarcaciones y otros usos de " obra mayor " , sobre todo el viñatigo, palo blanco y barbuzano.
Por el contrario el fayalbrezal fue poco valorado y se convirtió en el unico tipo de monte donde los vecinos podían cortar madera libremente sin pedir licencia al Cabildo de la isla.
Aunque el señalamiento de 1512 establecía que el monte de La Mercedes era un monte comunal para los vecinos de La Laguna, los acuerdos tomados por el Cabildo a mediados del XVI desplazaron la zona abierta para el aprovisionamiento vecinal hacia los montes de Tegueste y El Moquinal.
La presión de los aprovechamientos vecinales en los montes de Anaga más cercanos a la capital obligo a tomar repetidas medidas para su conservación.

En 1543 se prohibio cortar leña verde en el monte de la Sierra del Obispo, prohibición reiterada en 1560 a fin de resguardar los nacientes y en 1566 se prohibió pastar ganado, hacer fuego ó fabricar carbón en la Sierra del Obispo para proteger los manantaliales



Fuente :  Los Montes de Tenerife a través de su historia  -  ULL
Saludos,
G.M.MONSECCA

martes, 14 de abril de 2015

Canteras de TOSCA

...una cantera es una explotación, generalmente a cielo abierto, en la que se obtienen rocas que son extraídas utilizando diferentes técnicas y medios para su posterior transformación.

El uso de la tosca o toba se remonta a la prehistoria, momento en el que la población aborigen uso este tipo de formaciones geológicas comunes en todas las islas para labrar sus viviendas. La elección de estos sitios por esta población que no disponía de herramientas de metal, estuvo motivada principalmente por la escasa dureza de este material.
Una vez consumada la conquista de Canarias, en el siglo XV, la nueva cultura aportó el conocimiento, las técnicas y el instrumental adecuados para el aprovechamiento de este material como material constructivo. 

Una de las primeras construcciones que se hicieron con esta nueva tecnología es la Torre del Conde (San Sebastián de La Gomera) y otras construcciones defensivas.

Con la introducción de la nueva arquitectura, poco a poco, se fue generalizando la construcción de todo tipo de estructuras. Con él aparecieron en todas las islas las canteras de extracción, cada vez más numerosas y, la consolidación del oficio de cantero.
Las limitaciones que imponía la condición insular y la economía de subsistencia que existió en las islas obligaron a la industria de la construcción a adaptar los modelos de origen importados por los nuevos colonos a los recursos naturales y a los saberes populares de las islas, de lo que resultó el surgimiento de una industria propia.
Estas circunstancias se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX, momento en que se introdujo la fabricación de bloques de hormigón vibrado actividad que, en el caso de Güímar, se instaló en las cercanías de la cantera de Malpaís que actualmente continua en activo.
...el labrado artesanal de bloques en canteras de la comarca tinerfeña de Arico, fue el trabajo que desempeñó Alberto Fumero, quien afirma que las tareas que se desarrollaban eran agotadoras y peligrosas.
El esfuerzo de antaño para lograr una mejor calidad de vida hacía que muchas personas de la comarca se dedicaran a trabajos duros y excesivamente peligrosos, como el que desempeñó Alberto Fumero Rodríguez, vecino de Arico, que a sus 72 años recuerda su etapa como labrante de piedra en diversas canteras de esta parte de la Isla, como las que se encontraban en la zona de El Río y en las inmediaciones de donde actualmente está ubicado el Vertedero insular.

La primera vez que pisó una cantera sólo tenía poco más de veinte años y empezó siendo peón, pero con arrojo consiguió ascender y llegó a ser, en su momento, el encargado de la mina.
Trabajar la piedra a mano era agotador, "pero cuantos más bloques sacáramos, más dinero conseguíamos", expresaba Fumero Rodríguez, quien resaltaba que "aquel jornalero que era muy curioso labrando la piedra hacía menos bloques, pero aunque quedaban perfectos y eran todos prácticamente iguales, se llevaban menos dinero a casa porque la demanda de bloques era muy grande por aquellos tiempos".
Reconoce que "yo no era demasiado curioso" cuando realizaba esta actividad porque "si eres joven quieres tener dinero para poder comprar" lo que apetecía, destacando que él al día elaboraba más de medio centenar de estas piezas.

Al final de la semana, cuando tocaba cobrar, se llevaba alrededor de unas 15 pesetas y "eso era mucho dinero por aquel entonces (refiriéndose a la década de los 50)", manifestó el labrante ariquero, quien destaca que "ganaba, por tanto, un sueldo bueno, que me daba para comer y vestir bien, así como para algún que otro capricho.
Con este trabajo conseguía el doble que dedicándome a la agricultura, con la guataca en la mano".
Para lograr ese bienestar tuvo que hacer muchos esfuerzos, como que "dormía y vivía en la cantera y todo el tiempo que disponía no era para otra cosa que para hacer bloques, con lo que las manos al fin del día de trabajo daba pena de verlas".
Fumero apunta que al poco tiempo realizando dicha actividad "se me llenaron de callos las manos, así como de durezas por todas partes".
Esas no fueron las únicas penurias que pasó en la mina, sino que tampoco "estábamos asegurados todos los trabajadores, pues un seguro era para 20 personas.
Antes en las canteras, y en lo que no eran las minas, las reglas eran así y el rico se aprovechaba del pobre", decía visiblemente emocionado Alberto Fumero.

Además, recuerda la dureza del trabajo por las consecuencias y secuelas físicas que muchos padecieron como que para labrar la piedra "había que estar muchas horas agachado" y los dolores de espalda y de cintura eran bastante frecuentes.
Asimismo, observaba que otros compañeros de actividad "se majaban las manos" cuando trabajaban la pieza.
Fumero Rodríguez destaca que aquellos picapedreros que sufrían accidentes laborales de estas características fueron afortunados, "porque en el tiempo que estuve en las canteras presencie tres muertes por aplastamiento de piedras", algo que aún hoy recuerda con especial sensibilidad.

Fuente :  El DIA - Tenerife
Saludos,
G.M.MONSECCA

domingo, 12 de abril de 2015

Escrito en piedra...

...La pintura rupestre de Canarias, diseminada con sus características por el variado archipiélago, es la protagonista de sendas exposiciones que se desarrollan, en la sala de la Fundación CajaCanarias en La Laguna, que ha sido visitada por más de 3.500 personas y permanecerá abierta hasta el 25 de abril, y la versión al aire libre que se muestra en la avenida de Colón del Puerto de la Cruz, hasta el 24 de abril. 

Ambas están integradas por una selección de una treintena de imágenes de los yacimientos más emblemáticos de cada una de las Islas, fotografías realizadas por el artista Tarek Ode, y una serie de paneles con textos explicativos elaborados por el comisario del proyecto, el arqueólogo tinerfeño José Farrujia.
Al parecer, según Farrujia, los pobladores que llegaron al archipiélago a mediados del primer milenio a. J. C. tienen un tronco común: la cultura amazigh o beberer, reflejada en la escritura líbico-bereber que está presente en todas las islas.
A pesar de este fondo común , cada una de ellas desarrolló sus propias particularidades tras la pérdida del contacto entre sus sociedades, aunque está claro que permaneció un trasfondo cultural común.

Los motivos plasmados por los habitantes primigenios de Canarias son de diversas tipologías: figurativos, abstractos, geométricos y alfabéticos
Por ahora no han podido ser descifrados, aunque algunos están vinculados a puntos donde se obtiene agua, demarcaciones de territorios o lugares de prácticas religiosas, entre otros posibles "significados" que son explicados en los paneles mostrados en las referidas exposiciones.
Otro de los enigmas innatos a estas inscripciones plasmadas en la roca en Canarias es cuándo fueron realizados, en qué fecha concreta. En algunos casos es posible deducir por comparación con otros similares existentes en el norte de África, pero en la mayoría de los casos son un enigma en el aire.

"El gran problema en Canarias en el mundo rupestre es que como son grabados que se han ejecutado sobre la roca lo único que se podía fechar es el sustrato en el que se encuentra la roca. Es un dato que no sirve de nada porque la roca tendrá millones de años, mientras que el motivo ejecutado es mucho más reciente.
La cueva de Gáldar es el único yacimiento con fecha de calendario en Canarias, porque las pinturas tienen materia orgánica y pueden ser fechadas por el carbono 14. 
En este caso, sabemos que esa decoración que ha llegado hasta nosotros es del siglo XI de nuestra era, porque se pudieron fechar esos carbones con los que se pintaron esos colores negros en la cueva".

Al parecer, el yacimiento de Gáldar es el único en las Islas al que se le puede otorgar una cronología más o menos fiable. 
En el caso del mundo rupestre de los grabados en roca, las cronologías que se barajan no son absolutas en el calendario, sino relativas.

... "a partir de las escrituras líbico-bereber sabemos que muchos yacimientos pueden estar en torno al siglo VI a. J. C. 
Hay otros en los que aparecen representados caballos, como el caso de Balos, en Gran Canaria, que están relacionados con el periodo de los camellos, una etapa estilística que se da en África en torno al siglo I d. J. C. 
Digamos que hay determinados elementos que aparecen representados en la roca que te permiten saber a qué época se corresponden los grabados, pero como digo es una cronología relativa en la mayoría de los casos, excepto en la cueva de Gáldar".

José FARRUJIA - Arqueólogo y Comisario de la Exposición
Fuente :  EL DIA - 12 Abril'15

Saludos,
G.M.MONSECCA

viernes, 10 de abril de 2015

La BREA, en la economia de Tenerife

...uno de los primeros ingresos económicos del Cabildo de la isla de Tenerife tras la Conquista, en el siglo XVI, fue la renta de la pez o fabricación de la brea, un impermeabilizante natural extraído de la madera muy utilizado en la construcción naval. 

Ya en el año 1509 existía una ordenanza que reservaba esta actividad a los vecinos casados y asentados en la Isla, y prohibía el establecimiento de hornos en los montes cercanos a los núcleos poblacionales del Valle de La Orotava e Icod.
Lo cuentan los profesores Francisco Quirantes, Juan Ramón Núñez, Domingo A. García y Ana Viña, en su libro Los montes de Tenerife a través de su historia, publicado por la Universidad de La Laguna y el Cabildo tinerfeño.

La brea es una sustancia viscosa de color rojo, una especie de alquitrán que se obtiene haciendo destilar al fuego la madera de árboles de la clase de las coníferas, como el pino canario. La mezcla de brea, pez y aceite de pescado al caliente se usaba para calafatear -cerrar las junturas de las maderas de las naves con estopa y brea-, y para pintar los cascos y jarcias. 
Según se destaca en la publicación citada, en el siglo XVI la brea o pez de los hornos de Tenerife era un producto demandado por su buena calidad y surtía no solo al mercado local, sino que se exportaba a los principales puertos gallegos, portugueses y andaluces.

El funcionamiento de los antiguos hornos de brea, arrendados por el Cabildo mediante subasta, lo detalla Gaspar Fructuoso en sus Saudades da terra.
Para el destilado de la pez se utilizaban troncos de tea “tan gruesos como toneles” que después de troceados y quemados en hoyos excavados en el terreno, tan profundos como “tres hornos de cal”, donde destilaban la resina que contenían. 
Una vez enfriada y solidificada la brea podía cortarse en bloques listos para el transporte en piezas de un quintal. 
Desde el año 1512 se estableció como lugares para instalar hornos de hacer pez los pinares de Abona, Agache y Adeje, aunque también hubo importantes en Icod y Daute. 
El Cabildo tuvo que tomar medidas restrictivas y de control porque la fabricación de brea destruía una gran cantidad de madera que era imprescindible para la construcción de casas. 
Finalmente, en 1699 se prohibió la fabricación de brea en los montes de Tenerife a la vista del estado al que habían llegado los esquilmados pinares de la Isla.

Fuente : DIARÍO de AVISOS - Agustín M.Gonzalez

Saludos,
G.M.MONSECCA

lunes, 6 de abril de 2015

Primer acueducto de La Laguna


Investigadores exigen la puesta en valor de los restos del primer conducto de agua de Anaga al casco, que data del siglo XVI y se remodeló en el XIX
Realizar un sendero del agua en Las Mercedes como un atractivo turístico más es lo que plantean unos aficionados a la investigación de la historia de las Islas.Su intención es revalorizar un antiguo acueducto que llevaba el agua desde la montaña hasta el casco lagunero y que, en la actualidad, se encuentra abandonado. Algunos tramos están destrozados por la intervención humana y otros, por el propio paso del tiempo. Su objetivo es que sea declarado BIC. La Laguna esconde multitud de tesoros de épocas pasadas que ni siquiera los mayores conocen. Construcciones que fueron clave cuando tanto en el casco como en el resto del municipio los vecinos se dedicaban, principalmente, a la agricultura. Y ese es el caso del acueducto que llevaba el agua desde las montañas de Las Mercedes hasta la propia zona de La Concepción.
De aquella edificación de madera del siglo XVI, que ya el ingeniero italiano Leonardo Torriani recogía en el mapa que hizo sobre el trazado de la ciudad, no quedan restos que se conozcan. Sobre él, siglos más tarde, se construyó otro acueducto. En este caso, la edificación original de tea dio paso a una de piedra, más resistente, y que seguía el mismo camino que el del siglo XVI.

Sobre los restos que quedan en Las Mercedes de este último, en cambio, un grupo de aficionados a la divulgación, el informático Alejandro Carracedo, el experto en petroglifos Oliver Quintín y la arqueóloga Belquix Padrón, han iniciado una investigación para conocer mejor su historia y proteger lo que aún sobrevive al paso del tiempo. Aprovechan para ver si queda algo de la estructura original pero al ser de madera lo ven muy improbable.
El objetivo final de este estudio es "descubrir el tramo que pasa por el pueblo y poder hacer un sendero del agua", señaló Carracedo, un proyecto que han iniciado los empleados del Centro de Visitantes de Cruz del Carmen. La intención es "realizar una ruta autoguiada con paneles" para que los turistas y residentes puedan hacer el recorrido solos.

En este caso, el pateo seguiría el sendero que actualmente discurre tras el Restaurante Melián y recorrería aproximadamente un kilómetro. Siguiendo este sendero turístico pueden verse diferentes tramos del muro y los arcos del acueducto, realizados en piedra, con la atarjea de toba roja que, en algunos tramos, no solo está destrozada, sino que hay pedazos caídos por el barranco.
El principal problema, además de que las raíces de los árboles están creciendo entre la propia infraestructura y pueden llegar a romperla, es que el muro del acueducto, en algunos tramos, es además el muro de contención de la carretera, por lo que soporta demasiado peso. En otras partes del recorrido, la pared ha cedido debido a la presión de la tierra de una huerta. Por ello, la idea de los expertos es que el muro se acondicione para poder eliminar todas estas ramas que podrían afectar su estructura y llegar a derrumbarlo.

Además, los investigadores preparan un proyecto con la intención de que este acueducto sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC). 
En este sentido, Carracedo señaló que "los constructores tienen que entender que los BIC no son enemigos, sino que hay que tomarlos como un recurso más del que poder beneficiarse, al igual que sucede en otras parte del mundo".
Y es que en este caso, parece que el patrimonio arquitectónico ni siquiera ha estado protegido por los propios vecinos y visitantes, ya que hay tramos que han desaparecido a causa de nuevas construcciones y otros donde los aficionados a las pintadas gamberras ya han llegado con sus sprays para dejar sus huellas. Marcas que destacan en unos muros que tienen cientos de años y que se esconden tras las ramas de multitud de árboles y arbustos.

Según los documentos, el proyecto del acueducto de piedra, que sustituyó al original de madera, data de 1854 y la última construcción se realizó en 1878. De hecho, en el texto del proyecto de restauración, de 1854, ya se hablaba de la atarjea que cruzaba Las Mercedes. " Desde los nacientes del monte hasta el puente de Las Mercedes existe una atarjea de mampostería, la cual, aunque no se halla en las mejores condiciones, puede bastar por ahora y será suficiente cuando se hagan en ella las modificaciones y reparaciones que reclaman",  aparece en la documentación. De ahí que los expertos consideran que puede tener más de 200 años de antigüedad.

La construcción que aún permanece se puede ver de manera intermitente por diferentes tramos de Las Mercedes, ya que "aparece y desaparece entre las montañas", recalca Quintín. Según los datos que los investigadores han logrado recabar en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de La Laguna, este acueducto utilizaba el cauce natural del agua para evitar que fuese al barranco y poder direccionarla hasta la ciudad.
Y, de hecho, algunas de las tuberías que se usan en la actualidad siguen el mismo recorrido, puesto que pueden verse junto a los tramos destrozados de la antigua construcción. Este es un claro ejemplo de saber utilizar los pocos medios con los que contaban para hacer más sencillo el trabajo cotidiano. "Debemos difundir la historia de nuestros antepasados, que ya sabían utilizar los recursos para llevarlos a los lugares donde no llegaban", afirmó la arqueóloga.

Ya el historiador Miguel Ángel Gómez, en 2011, habló de su importancia en una de las conferencias del curso Los patrimonios de La Laguna, donde señalaba que "en 1513 comienza la canalización del agua de Las Mercedes hasta el municipio por medio de cañerías de madera, a las cuales se incorporaban unos filtros, denominados rayos, que limpiaban el fluido de tierra y desperdicios". "Son auténticos acueductos que muy pronto comenzarán a construirse con barro, ya que este material se deterioraba menos que la madera y era un sistema más impermeable", añade. Y hasta estos nacientes "iban las mujeres a lavar la ropa hasta que se prohibió y solo podían recoger el agua para llevarla hasta sus casas", apuntaba el historiador.

Belquix Padrón recalca en aquella época "el acueducto era propiedad privada y pertenecía a todas las personas por cuyas viviendas pasaba", a pesar de haber sido construido por el Ayuntamiento a través de una empresa privada. Además, los propietarios eran los responsables de mantenerlo acondicionado.

Sin embargo, en los documentos que han podido estudiar, se ve como los vecinos de la zona "suplicaban" al Consistorio y a la empresa de abastecimiento de agua que arreglaran los tramos del acueducto que estaban estropeados y por los cuales se inundaban sus casas cuando había fuertes lluvias. "Lo más curioso es que se podían pasar años suplicando para que arreglaran la construcción", recalca Belquix Padrón.

En estos casos, también se sucedían diferentes errores que con el tiempo causaron mella en la infraestructura. Al no ver ninguna solución por parte de la Corporación local, los propios afectados intentaban arreglar los tramos que se bifurcaban hacia sus casas, por lo que en algunos casos, al no contar con los medios necesarios, la solución empleada se convertía en un daño mayor.

Estos aficionados a la investigación mantienen la importancia de la divulgación de la historia de las Islas, ya que existen muchos episodios desconocidos que eran una parte importante de la vida de los antepasados canarios. "La historia aborigen es prácticamente desconocida y tenemos una gran riqueza en toda la Isla que debemos difundir", afirmó el informático.

"En el Archipiélago hay un montón de recursos etnográficos, al tratarse de una economía de subsistencia, que tenemos que dar a conocer para que la gente entienda su importancia y pueda protegerlos", afirma Alejandro Carracedo. "Es necesario que todos estos recursos se conozcan y se valoren", añadió Oliver Quintín. Por ello, continúan con el estudio de grabados, molinos, eras, hornos de secado y todo aquello que fue útil siglos atrás para los habitantes de Tenerife y que hoy, en muchos casos, son solo piedras para la mayoría de los isleños.













  Fuente :  La Opinión de Tenerife  -  Yaiza Rodriguez
  Saludos,  G.M.MONSECCA

sábado, 28 de septiembre de 2013

La HIDRO de GÜIMAR


“Ayer, como oportunamente se había anunciado, se efectuó en Güímar la inauguración de la central eléctrica que en dicho pintoresco y progresivo valle ha montado la sociedad anónima «Hidroeléctrica de Güímar»
El acto se celebró con toda solemnidad y en medio del mayor entusiasmo por parte de los directores y organizadores de la importante empresa, entusiasmo al que se sumó el pueblo entero, para el que fue el de ayer un gran día de imperecedero recuerdo”


Así comenzaba el diario El Progreso del 8 de abril de 1929, la crónica de la inauguración de la que hoy se conoce como la Hidro de Güímar, uno de los escasos ejemplares de hidroeléctricas existentes en las islas.
Aparte de la que hoy nos ocupa, también podemos destacar otra en La Orotava, una en La Gomera (Monforte) y dos en La Palma (Hidroeléctricas de Argual y Tazacorte, y Rifu-El Mulato).

La Sociedad Hidroeléctrica de Güímar fue promovida por el entonces joven alcalde del municipio sureño, Tomás Cruz García, en 1920, pero por dificultades de acuerdo con los regantes de la comunidad de Ríos y Badajoz, cuyas aguas iba a utilizar, no fue hasta 1928 cuando la citada comunidad cedió, mediante escritura, de forma gratuita y a perpetuidad la fuerza motriz del agua de las captaciones orientadas al regadío del valle de Güímar provenientes de las perforaciones de galería en los cabeceros de los barrancos de Badajoz (Güímar) y Añavingo (Arafo).

Se constituyó una sociedad anónima mediante la emisión de tres mil acciones de 50 pesetas de las que se cubrieron inmediatamente 2600, quedando el resto en cartera. El dos por ciento de las acciones se entregó a “Ríos y Badajoz”

La Hidro se localiza en el interfluvio que separa los barrancos de Badajoz y del Río, a unos 675 metros de altitud en un farallón rocoso situado encima de la zona conocida como La Degollada, a unos tres kilómetros del centro urbano de Güímar.

Al lugar se accede por un antiguo camino que parte del barrio de San Juan, existiendo un segundo ramal que nace en el Barranco de Badajoz.

Fue diseñada por el ingeniero Rafael de Villa y Calzadilla, y el material hidráulico y eléctrico, así como su montaje, se encargó a la casa alemana Siemens Schukert. El agua caía a través de un salto entubado de casi doscientos metros de altura, con un caudal de agua de 60 litros por segundo que a través de una turbina J.M. Voight, asimismo de fabricación alemana, a mil revoluciones por minuto permitía el funcionamiento de un grupo de 125 kW de potencia nominal, conectado a un alternador de 100 kva a 1.000 r.p.m., con tensión de salida a 5.000 V y a 50 Hz. 


En ese mismo año la central comienza a dar servicio por la noche al municipio güimarero y desde comienzos de la década de los treinta la distribución se amplía al vecino municipio de Arafo por los principales barrios cercanos (San Juan, Vera, Tasagaya), con unos 6,5 km de redes...
...el aumento de la demanda frente a la disminución de caudales de las galerías obligó a la compañía a instalar en 1951 un grupo diesel de 120 HP a 600 r.p.m. con alternador de 75 kva. Este aumento de potencia se reveló insuficiente y a fines de los cincuenta comenzaron los problemas de suministro que obligaron a la conexión y prestación de potencia adicional a mediados de la siguiente década. 
Por último, en 1972 la sociedad y las redes de distribución se integraron en UNELCO.

En 2007, por decreto del Gobierno de Canarias, de 20 de noviembre, “la Hidro” es declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Histórico

La delimitación del ámbito de protección se justifica por la necesidad de preservar una edificación de interés histórico relacionada con un sistema de obtención de energía poco frecuente en el Archipiélago.

Sería interesante que por parte de las autoridades competentes se tratara de poner en uso didáctico para el alumnado de nuestros centros uno de los pocos ejemplares de central hidroeléctrica que existieron en nuestra isla.


Fuente : www.loquepasaentenerife.com

Un saludo,
G.M.MONSECCA

jueves, 19 de septiembre de 2013

LAGARES de piedra

...el cultivo del vino aparece nada más finalizar la conquista; ya desde el primer momento que los colonos comienzan a poblar Tenerife, para ser vecinos con todos los derechos, deben tener “casa y viña... éstas eran las órdenes del Adelantado. 

A pesar de que gran parte del territorio debía dedicarse al cultivo de la caña y a los ingenios, el cultivo de la vid era fundamental para poder establecerse. El vino ha sido protagonista a lo largo de estos siglos.
El cultivo del vino comienza a tener relevancia a partir de mediados del siglo XVI coincidiendo con el declive de la caña de azúcar. Ya desde el principio se introducen en la isla las mejores cepas, con la intención de tener una producción propia.
Hoy, el proceso de recogida, pisado y fermentado de la uva nada tiene que ver con aquellos primeros procedimientos. La uva se procesa en modernas instalaciones provistas de prensas hidráulicas, y el mosto resultante reposa en asépticas cubas de acero inoxidable. 
Pero no todo ha sido siempre así; para pisar y prensar la uva es necesario un lagar, y éste debe ser fuerte y estanco.
Para elaborar un lagar se elegían las mejores maderas de nuestros montes: pino, palo blanco, barbusano, viñátigo, castaño… 
El lagar de madera se compone de una serie piezas cuyos nombres se pierden en los tiempos: viga, chabeta, vírgenes, durmientes, bica lagar, lagareta, piedra, husillo, etcétera. Ya en 1796, el agrónomo francés Tessier en una visita que hace a la isla describe cómo era un lagar. “Los vinateros de Tenerife tienen uno al lado de su habitación, cubierto con paja o tablas…”, continúa con su relato, afirmando que éste se compone de un cajón fuerte de ocho o diez pies en cuadro, sostenido por cuatro pilares de cal y canto.
 A cierta altura hay una gran viga fija”, afirma el francés, “unida por un extremo a un pie derecho, y por el otro que sale ocho o diez pies por fuera del cajón, tiene un agujero por donde pasa un husillo del cual cuelga una piedra muy pesada”.
Los grandes lagares de madera han perdido en parte su protagonismo, pero continúan en el paisaje como esculturas que rinden homenaje al viticultor.
Pero no siempre los lagares fueron elaborados con maderas nobles; el acceso a esta materia no siempre estuvo al alcance de todos. 
Se elaboraban lagares con lo primero que la naturaleza ofrecía, y la piedra o toba volcánica era un material fácil de horadar y tallar.
En muchos lugares de la isla se han encontrado centenares de lagares elaborados en la misma piedra o roca del lugar, sin más aditamentos que un recubrimiento de arena y cal.
En Anaga se han inventariado unos 120 lagares elaborados de esta misma forma, pero son muchos los que se encuentran perdidos en cuevas, barrancos y apartados lugares.

El procedimiento en estos lagares no variaba mucho del utilizado en los lagares más tradicionales. Se componen de dos tanquillas, una superior donde se pisa la uva y otra inferior que hace las veces de lagareta. 
La variación está en que la mayoría de estos rudimentarios lagares no utilizaban husillo, por lo tanto la viga ejercía presión valiéndose de pesadas piedras sobre una plataforma que colgaba del extremo de la misma; a estos lagares se les denomina “de palanca” y los que se conservan constituyen un valioso patrimonio.

Al no disponer de un armazón de madera, la viga se incrustaba y apoyaba en un hueco practicado en la pared al que se le denomina “machimial”, el resto del proceso no variaba mucho; la uva se pisaba y luego se prensaba ejerciendo toda la presión posible con la viga y las pesadas piedras.
Estos humildes y rudimentarios lagares esculpidos y horadados en la roca son, por encima de todo, un valioso bien material.

Un saludo,
G.M.MONSECCA

Fuente :  Sr.
Francisco M. HERNÁNDEZ MARTÍN 
Investigador etnográfico

miércoles, 11 de septiembre de 2013

...cuando salgas, pasa el fechillo ¡¡¡

En una cerradura, pasador con que se asegura una puerta, sin necesidad de cerrar con llave...

...se le trabó el fechillo, y no podía abrir la puerta.

Cerrar con fecho o fechillo.
...fecha la puerta, que yo más tarde le paso la llave.
En una cerradura, pasador con que se asegura una puerta, sin necesidad de cerrar con llave. 

Fuente :  Academia Canarias de la Lengua

G.M.MONSECCA


martes, 3 de abril de 2012

Aljibes, un patrimonio olvidado...

Mucho antes de dar comienzo en las islas a las perforaciones de profundas galerías, o pozos, para obtener el preciado líquido, el agua se solía almacenar en aljibes excavados en el suelo, sobre todo en las casas labriegas o caseríos aislados de cualquier fuente o manantial. Era importante que el aljibe tuviera una buena capacidad de reserva de agua, sobre todo para hacer frente a una posible escasez de lluvia; así mismo el aljibe tenía que estar techado y dotado de un brocal con puerta para que no entrara la luz solar.

Aljibe, que es una palabra de origen árabe ( ál-yubb ) significa pozo o cisterna; se abastecía del agua de lluvia que se podía recoger de las azoteas, tejados o atarjeas excavadas en el propio terreno.

A través del brocal y con la ayuda de un garabato, se introducía un balde con el cual se extraía el agua necesaria en el momento; el garabato consistía en un palo largo terminado en gancho, aunque también se podía utilizar una cuerda.

Estos requerían unos cuidados y mantenimientos especiales, hay que tener en cuenta que de ellos dependía la obtención de agua para el consumo humano. Una de las principales preocupaciones de los habitantes de una casa con aljibe, era mantener limpios los conductos de entrada del agua : atarjeas, azoteas y filtros o coladeras.
Estos no recibían ningún tratamiento con productos químicos, a veces alguna piedra de cal con desinfectante, pero por lo general como en su interior reinaba la oscuridad total, el agua se mantenía pura y sin ningún tipo de larvas, lo que la hacia apta para el consumo, o al menos eso es lo que parecía.
Bien es verdad que en tiempos pasados, la sanitaria no era precisamente una de las principales preocupaciones; primero había que sobrevivir, y era bastante difícil.

Los aljibes que aun se conservan formando parte del territorio insular, pueden parecer hoy curiosas construcciones, pero en décadas pasadas formaban parte de las infraestructuras necesarias para sobrevivir. En momentos de escasez de lluvia y en asentamientos lejos de cualquier fuente, quien no tuviera un aljibe lo podía pasar muy mal

En las islas se conservan cerca de un centenar de aljibes, lo que se traduce por un importante legado patrimonial que debemos proteger para generaciones venideras.

Fuente : APUNTES sobre patrimonio etnográfico de Tenerife
Sr. Francisco Hernandez Martín

Un saludo,
G.M.MONSECCA
FMCL

jueves, 29 de marzo de 2012

...patrimonio en peligro.

En los primeros años de la colonización europea de Canarias, en las islas realengas, el agua para irrigar los cultivos de caña dulce para la industria azucarera, así como los de subsistencia de las primeras huertas, adquirió el valor del oro; más cuando las aguas de superficie comenzaron a escasear, según avanzaban los decenios y se introducían nuevos productos en nuevos modelos de desarrollo económico agrario.

Entonces los caudales de agua gestionados por las primeras heredades -cuyos partícipes cada vez mayores en número por transmisiones hereditarias y compraventas cuando la propiedad de las mismas de carácter comunal se transformó en privada- necesitaron mecanismos o estrategias para su adecuada distribución.
Para ello se introduce del área agrícola de la Península Ibérica y Madeira un sistema de arquitectura heredado de la cultura islámica del Al Ándalus, ubicado en los puntos de distribución o de reparto del agua y que daba una precisión milimétrica del fluido:
las cajas de agua o cantoneras, construidas bien con obra de fábrica o con tablones de madera.
La vía de entrada en Canarias debió ser probablemente desde Madeira o también de Andalucía, y muy tempranamente; aunque, esta curiosa arquitectura hidráulica, en razón a lo dicho, adquiere una plena identidad hacia el siglo XVIII, cuando los fraccionamientos de los partícipes se acentúan, las dulas se complican y se requiere una mayor precisión en los repartos.

Así se van construyendo verdaderas obras de albañilería hidráulica, algunas en cantería noble y duradera que hoy son preciados bienes patrimoniales.
En cada isla estos medidores-distribuidores del agua tiene denominaciones distintas: cajas de aguas, arquillas, troneras, cantoneras…
Los más comunes constan de dos o más estanques de pequeñas dimensiones, intercomunicados por el fondo, aunque en los más variados diseños arquitectónicos.
El primer recipiente recibe el agua de la acequia, la que pasa al siguiente recipiente ya remansa y desde donde en sus muros laterales se abren al exterior varias bocas o troneras.
En estas, unas regletas graduadas marcan la medida de salida del agua.

Estas pequeñas obras hidráulicas populares responden con precisión a los principios de la Hidrodinámica.
En Gran Canaria los catálogos etnográficos de los municipios elaborados por la FEDAC, organismo autónomo del Cabildo, contabilizan un total aproximado de medio millar, tanto a cielo abierto como dentro de habitáculos, las casillas del agua; estas se construyeron para asegurar el reparto y medida del agua ante los hurtos.

Los mejores ejemplos lo tenemos en las cantoneras de la heredad de Arucas-Firgas, en el Norte de Gran Canaria, levantadas con la emblemática cantería azul de Arucas.
Pero no creamos que ese paradigma de la hidráulica histórica sea patrimonio canario exclusivo.
Un solo ejemplo: si vamos por todo el Magreb vemos curiosos distribuidores del agua que se capta en el subsuelo a través de unas curiosas galerías drenantes -similares a nuestras galerías de agua y minas de agua, que ambas son estrategias hidráulicas de diferente naturaleza-, las denominadas foggaras, cuyos caudales alumbrados se distribuyen por acequias pasando antes por el control de unas curiosas cantoneras probablemente similares a las medievales que el mundo árabe generalizó, en la Edad Media, desde Egipto hasta la Península Ibérica.

¿Qué es de nuestras cantoneras y medidores del agua tradicional?
Hoy las modernas llaves de distribución, en las nuevas redes de tubos de plástico que sustituyen a la infraestructura tradicional, han puesto en desuso tanto a las acequias como las cantoneras, con grave peligro de desaparición.
¿Qué hacer para detener este deterioro y posterior desaparición?
Antes que nada, que la población sea sensible con que estos medidores antiguos son parte de nuestro patrimonio cultural, conociendo su valor: amamos lo que conocemos, conocemos lo que sabemos y sabemos lo que nos enseñan. Porque por mucho inventariar y legislar (que es necesario) sobre el patrimonio cultural, el desuso y el olvido acaba con todo vestigio cultural, memoria de cada lugar.

Autor : Sr. Amanhuy Suárez - Licenciado en Ciencias Ambientales
Fuente : DIARIO de AVISOS - Domingo 18 Marzo - 2012

Un saludo,
G.M.MONSECCA
FMCL




jueves, 9 de febrero de 2012

Antiguas casas pajizas...

Si recorremos la zona de medianías del Valle de La Orotava, en el entorno de los barrios de La Florida y Pinolere notaremos la existencia de una serie de construcciones que tienen como característica peculiar que su cubierta está compuesta por materia vegetal.
Son las casas pajizas, pajeros o pajales, que fueron las primeras casas de la isla tras la conquista y que, no sólo en los campos sino también en los pueblos y ciudades de Tenerife, ofrecieron desde sus inicios un paisaje de paredes de piedra y techumbres de paja.
Sirvieron para acoger a los grupos menos favorecidos de la sociedad insular de aquellos tiempos y prueba de su importante presencia en nuestro paisaje es que, en una fecha tan temprana como el 12 de febrero de 1512, el Cabildo insular, tras deliberar sobre
"los inconvenientes y daños por ser las casas cubiertas con paja, que son que los que viven en ellas pueden peligrar de muerte, como a acaescido, quemándose las dichas casas e prenderse en una e quemarse otras muchas que son comarcanas e demás desto son muy costosas en madera y paja y latas y todo se pierde y no aprovecha" acuerda que "ninguno sea usado de hacer casas cubiertas de paja".

En los siglos sucesivos se generalizaron como viviendas de los campesinos no sólo en Tenerife sino también en La Palma o en El Hierro. En esta última isla son de destacar los conjuntos del Pozo de las Calcosas o del Poblado de Guinea.
Básicamente un pajal es una construcción de muros de piedra seca de planta rectangular sobre la que se eleva una estructura de madera cubierta de paja de centeno, trigo o, en ocasiones, de ramas de árboles.
Todos estos materiales provienen del entorno inmediato, que es la zona de medianías de la vertiente de barlovento de la isla.
La piedra se utilizaba sin apenas tratamiento, aunque a veces podía añadirse la mampostería de barro para reforzarla.

En su interior estas paredes se enlucían con mortero y se pintaban. La madera, obtenida en los próximos bosques de monteverde, podía ser de castañero para la solera -base del armazón que descansaba sobre el muro- o de árboles de especies de la laurisilva como aceviño, follao, brezo o haya que, según su grosor, se utilizaban para los hibrones –palos en paralelo que iban desde la solera a la traviesa superior de toda la estructura: la cumbrera.

Una vez finalizado este armazón se procedía al enlatado, palos finos que se disponían en paralelo a la solera cada veinticinco centímetros y que se sujetaban a los hibrones con clavos. Por último, se procedía a tapar la cubierta con paja, para lo que se prefería la de centeno, pues es más larga y con más caña, lo que aislaba mejor el interior del pajal creando una temperatura regular todo el año.

Además, se pudría más difícilmente. Para tapar se iban disponiendo los manojos de paja empezando desde la solera y cosiéndolos al enlatado con verga (alambre). Se finalizaba en la cumbrera, tarea delicada, pues de su perfecto acabado dependía la impermeabilización de la cubierta.

A partir de mediados del siglo XX, con la generalización de los nuevos materiales de construcción, se comenzó a producir el progresivo abandono en la construcción de casas pajizas, que se vieron sustituidas en las zonas de medianías por viviendas de bloques y cemento...

No fue hasta los años noventa cuando, por iniciativa de la Asociación Cultural Pinolere, se comienza con la inmensa tarea de catalogación de los pajales existentes en el Valle de La Orotava, al tiempo que se inicia la tarea de reconstrucción y rehabilitación de algunos de ellos.
Se identificaron trescientas casas de cubierta vegetal en la zona y se ha seguido a los largo de los últimos años con esta tarea de conservación patrimonial...

La asociación ha impulsado, asimismo, programas de investigación, de concienciación ciudadana y de conservación que tienen como fin la recuperación de este bien cultural canario.
Asimismo le han dado una enorme importancia a la formación de jóvenes en los oficios relacionados con la construcción de pajeros, pues es la garantía de que no se van a perder esos saberes populares.

Fuente : LoquepasaenTENERIFE.com - Sr.Melchor Padilla Enero2012

Un saludo,
G.M.MONSECCA
FMCL

lunes, 6 de febrero de 2012

Senderos del agua...

Cuando los primeros colonos comienzan a instalarse en Tenerife no tienen grandes problemas de agua; otra cosa bien diferente sería algún tiempo más tarde, cuando aumenta la población y por lo tanto las necesidades.
En el siglo XVI hay documentados 600 manantiales por la vertiente Norte, así como un centenar por la Sur.
De toda esa afluencia acuífera se hace eco algún ilustre viajero, como Fray Alonso de Espinosa, que entre otras cosas dice: “Hay en esta isla de la que voy hablando, por la banda que el Norte la baña, muchas aguas, fuentes, ríos, manantiales y chupaderos que de lo alto de los montes por sus veneros bajan al mar, y de la parte Sur también hay aguas, más no en tanta abundancia como en la del Norte”.

Muchos de esos manantiales y fuentes fueron el germen de asentamientos poblacionales e incluso de municipios. La fuente de La Guancha, mencionada en documentos de principios del XVI, dicen que fue el origen del actual municipio; otro caso es el del portugués Gonzalo Gonçalvez Zarco, que funda un núcleo de población alrededor de la fuente del lugar que con el tiempo se convertiría en Granadilla de Abona.

La existencia de tal número de fuentes y manantiales, obligaba a construir canales y conducciones hacia las tierras de riego o haciendas. Se ordenaba que las aguas que fueran vecinales contasen con abrevaderos para el ganado.

Una de aquellas primeras conducciones fueron las canales que el portugués Gonzalo Yanes mandó construir en el valle de El Palmar; hoy un núcleo habitado de este valle es Las Canales, topónimo que se repite en Icod de los Vinos.

...si te interesa, el articulo lo puedes ver en este enlace :

Fuente : DIARIO de AVISOS - 5 Febrero 2011

Un saludo,
G.M.MONSECCA
FMCL