
Parajes tranquilos.
Verdaderos remansos de paz y frescura, en los que el entorno invade hasta la última célula de cualquier extraño visitante.
Lugares sin cartografía posible, sólo reconocidos por experiencias de antiguos caminantes y amantes del origen de su territorio.

En La PALMA se esconde uno de esos parajes, el CUBO de LA GALGA.
Para acceder a la recóndita cuenca hay que descender por caminos poco frecuentados. Sortear ramas, raíces y más ramas, mientras en lo alto "desafinan" las grajas.
Se camina por un terreno propenso al olvido.
Tienes que disfrutarlo ¡¡¡
Tienes que disfrutarlo ¡¡¡
Saludos,
G.M.MONSECCA
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