sábado, 20 de junio de 2009

La caña de azucar, en la isla de Gran Canaria.

Este es uno de los primeros, mono-cultivo que llegaron a nuestras tierras tras la llegada de los castellanos... he recuperado este trabajo que merece la pena leer.

Es conocido el hecho de que la fabricación y comercialización del azúcar fue el principal motor económico de la colonización europea de las Islas Canarias tras la conquista. Gran Canaria se caracterizó desde los años finales del siglo XV por ser la isla donde más se intensificó el cultivo de la caña y la producción del azúcar blanco y sus derivados. En 1514 había más de veinte ingenios funcionando con plena rentabilidad. De todos ellos, al menos entre 1490 y 1510, el de Agaete fue el más grande y próspero.

Los últimos años del siglo XV vieron levantarse varios ingenios en la comarca de Gáldar, desde Lairaga hasta Agaete. El clima benigno de la zona, la facilidad de acceso a agua de riego, la proximidad de buenos puertos y de bosques madereros, fueron factores esenciales para que en pocos años se transformara el paisaje del noroeste de Gran Canaria, donde surgieron explotaciones de cultivo de la caña de azúcar de dimensiones más que respetables. Los beneficios del azúcar dieron de comer a toda la población de la zona durante décadas y trajeron riqueza a sus pobladores, que, gracias a sus ingresos, pudieron prosperar e importar todos aquellos productos europeos que no se fabricaban locamente, tanto los necesarios como los que les proporcionaban prestigio y les permitían ostentar, cuando podían, un cierto lujo.

La hacienda de Agaete tuvo su origen en un cercado que el por entonces alcaide de la torre de Agaete, Alonso Fernández de Lugo, futuro conquistador de La Palma y Tenerife, plantó de cañas en tierras donadas por la Corona. Según testigos de la época, el ingenio de Agaete fue el segundo que se levantó en Gran Canaria, posiblemente poco después del que construyó en Las Palmas el gobernador Pedro de Vera. En este artículo adelantamos noticias desconocidas de aquella fábrica de azúcar, que durante unos años fue la más importante de Canarias.

En torno a 1486, y con la ayuda económica de sus familiares, sobre todo de su hermano Pedro Fernández de Lugo Señorino, Alonso de Lugo despedregó y plantó de cañas un extenso terreno que iba desde lo que hoy es la población de Agaete hasta el actual Puerto de las Nieves. Del contenido de un proceso judicial desconocido que hemos encontrado en el Archivo de la Cancillería de Granada nos llegan datos inéditos sobre la ubicación y desarrollo de la hacienda de Agaete.

El ingenio se construyó al lado del mar, debajo de las tierras cultivadas y cerca de la antigua torre, en lo que pudo ser el germen del caserío adyacente al muelle actual. Las cañas estaban plantadas a ambos lados del barranco y eran regadas por dos acequias cuyas fuentes se encontraban al lado del caserío de “El Agaete”, como se llamaba entonces. La extensión de la hacienda en aquel tiempo era de noventa fanegadas, es decir, unos 495.000 metros cuadrados, lo que la hacía la mayor de la Isla.

El ingenio antes de su venta se componía de varias edificaciones. Además del molino en sí mismo, que recibía la denominación de “casas de prensas de madera” o “casas del ingenio”, estaba el horno o “casas de calderas”, que era donde se cocía el melado o líquido resultante de la molienda y se colocaba en las formas. A continuación otra estancia recibía el nombre de “casas de purgar”, que es donde se colocaban las formas hasta que cristalizaba el azúcar contenido en su interior

...Al otro lado del arroyo plantó el “cercado nuevo”. Entre estos cercados y el mar levantó el hacendado el primer ingenio, muy posiblemente en lo que hoy es el Puerto de las Nieves. Estos dos cercados estaban plantados de cañas y regados por dos acequias, las “acequias viejas”, que nacían cerca del lugarejo de Agaete y bajaban por ambos lados del barranco y, además de regar y mover la rueda del molino, servían de linderos para cada cercado. Encima del cercado nuevo, al otro lado de la acequia de la banda izquierda del barranco, la más próxima a Gáldar, se encontraba otro cercado de secano, al que se llamó “de Las Palmas”, por el palmeral existente en aquel lugar. Este cercado no se utilizó al comienzo de la explotación de la hacienda. Al otro lado del barranco, encima del “cercado viejo”, y al otro lado de la acequia, existía otro cercado también de secano donde se sembraron cereales, principalmente cebada.

Alonso de Lugo se vio forzado a vender la hacienda e ingenio en 1494 para poder hacer frente a los gastos derivados del fracaso de la primera entrada en Tenerife y para afrontar los preparativos de la segunda. El comprador fue uno de sus socios en la conquista de Tenerife, el mercader genovés afincado en Valencia Francisco de Palomar, que poco después cambiaría el ingenio de localización y lo ampliaría, quedando su gestión en manos de su hermano Antonio Cerezo. Estos hermanos genoveses llevaron la hacienda a su máximo rendimiento; sin embargo, a Alonso de Lugo y a su familia, que le financió, les cabe el honor de haber sido unos de los primeros emprendedores de la empresa azucarera canaria. Sin el riesgo económico que afrontaron los primeros colonizadores al levantar ingenios en Gran Canaria, y que luego fue aprovechado y potenciado por mercaderes foráneos, la inserción de Canarias en el ámbito comercial y cultural europeo hubiera sido mucho más lenta. Gracias al esfuerzo de aquellos hombres, el Archipiélago tuvo un nombre y una fama creciente en los mercados europeos.

Un saludo, 

Autor : Sr. Don Mariano Gambín García,  Profesor Titular de La Universidad de La Laguna


2 comentarios:

Toni dijo...

Muy bonito, como siempre la historia de Canarias nos dejas estos relatos. Más allá leí en algún periódico que habían encontrado restos de este Ingenio de Agaete. No sé si lo estará rehabilitando o como estará la cosa. Saludos.

DreamExperience dijo...

Sabria donde se cultiva actualmente la caña de azucar, ruego me conteste a mi mail, ayurvedagc@gmail.com.

gracias